«El diseño está en mí».
Daniel Heilig, un joven diseñador húngaro-alemán, un artista carismático y cosmopolita. Nació en Budapest y lleva media Europa en los genes. La infancia en su Hungría rural estuvo marcada por los sóviets y la pobreza. Antes de crecer en una Alemania nueva y moderna tuvo que empezar desde cero, un niño extranjero sin nido. La vida de Heilig es un viaje, un constante cambio de mundos. La búsqueda de la identidad, el equilibrio y la autenticidad se reflejan en toda su virtuosa labor artística.
«No me interesa lo que el diseño permita o no hacer».
Al escéptico y al perfeccionista le frustran los principios y las expectativas. Al diseñador le frenan, le atormentan y le oprimen. Encuentra la redención y la inspiración en los motivos iconográficos, en la arquitectura, en la belleza infinita del momento. A Heilig le guía un impulso que le hace avanzar y redescubrir las cosas de una forma de forma intuitiva, interdisciplinar y experimental. Centrarse en una cosa o hacer algo dos veces le aburre.
«Mis objetos son, sobre todo, sensaciones».
El pensamiento, las ideas y el impulso creativo del diseñador no tienen límites. Una cosa fecunda otra. Fotografía, moda, música, diseño de muebles. Su pluralidad creativa se armoniza para buscar la belleza en un sentido filosófico. Y a partir de este insaciable anhelo, Heilig crea un arte funcional con piezas únicas, exquisitas, intemporales; diseños en los que la belleza puede expresarse de forma plena.