Mis diseños surgen de manera intuitiva, como si fueran procesos alquímicos y quirúrgicos de gran precisión. Como diseñador autodidacta, redefino la utilidad de los objetos. Me interesa saber si una cosa puede usarse en un contexto totalmente nuevo. Siempre hay varias verdades.
La perfección, la estética y la excelencia; la belleza sagrada, lo verdaderamente especial. A menudo me encuentran a mí. Me pregunto si puedo llevar a cabo una idea. Los artesanos me dicen: ¡Señor Heilig, no puede hacer eso! Y a veces busco y pruebo durante meses hasta que consigo hacer el prototipo perfecto hasta que entiendo lo que un objeto encontrado quiere de mí. Mis piezas únicas de diseño necesitan tiempo para cobrar forma. Y la paciencia es un requisito indispensable para quien quiera vivir con un Heilig original.